Como saber que tipo de piel tengo La guía definitiva para conocer tu tipo de piel de una vez por todas
Tanto si tienes una rutina de tres pasos como una de 12, tu rutina de cuidado de la piel es tan única como tú. ¿Y cuál es la base de cada rutina? Tu tipo de piel (o al menos, así debería ser). Conocer tu tipo de piel te permite elegir los productos de cuidado de la piel y maquillaje más adecuados para ti y mantener tu piel feliz, sana y radiante durante años.
Pero, ¿que tipo de piel tengo? Y, una vez que lo sepas, ¿qué productos son los más adecuados para ella? Tenemos las respuestas a estas y otras preguntas. Si tu tipo de piel es seca, grasa, mixta, normal o sensible, sigue leyendo para conocer la guía definitiva para determinar y cuidar tu tipo de piel, con la opinión experta del dermatólogo Carlos Ruiz, y de la esteticista Helena Solís.
¿Cuales son los tipos de piel?
Seca frente a grasa es sólo el principio. Aunque la piel de cada persona es única, existen cinco tipos de piel principales que los dermatólogos y expertos en el cuidado de la piel utilizan para diagnosticar y prescribir regímenes de cuidado de la piel. Averigua cuál es tu tipo de piel.
¿Que tipo de piel tengo?
Tipo de piel normal:
«La piel normal no es excesivamente grasa, seca ni sensible», explica el Dr. Carlos. «La piel normal es quizás la que requiere menos mantenimiento de los tipos de piel porque no se irrita ni se descama con facilidad y no se engrasa ni brilla demasiado». Es importante señalar que la palabra normal aquí es más sinónimo de neutro que de típico. No te preocupes si tu piel no encaja en esta descripción: la piel normal no es tan común como su nombre indica.
Tipos de piel grasa:
Por otro lado, la piel grasa es un descriptor más preciso, ya que este tipo de piel se caracteriza por altos niveles de producción de aceite (también conocido como sebo) en los poros. «La piel puede resultar pesada o grasa. El maquillaje puede ser más difícil de aplicar y no permanecer en su sitio», dice el Dr. Carlos. Además, quizás lo más notorio sea que «las personas con piel grasa suelen ser más propensas a los brotes de acné», dice el dermatólogo.
Tipos de piel seca:
La piel seca también hace honor a su nombre. Mientras que la piel grasa tiene una producción excesiva de sebo, la piel seca tiene una producción insuficiente, lo que provoca una falta de hidratación. La piel seca puede sentirse tirante o incluso picar, y «se descama con facilidad y a menudo parece apagada», dice el Dr. Carlos. A medida que envejecemos, nuestra piel pierde hidratación de forma natural, lo que hace que la sequedad sea más frecuente.
Tipo de piel mixta:
Este tipo de piel, lo has adivinado, combina características de la piel seca y grasa, debido a la composición de nuestros rostros. «La zona T, que incluye la frente, la nariz y la barbilla, tiene una alta concentración de glándulas sebáceas, lo que hace que esas zonas sean más grasas. Las mejillas, en cambio, pueden ser normales o incluso secas», explica el Dr. Carlos. Tener un tipo de piel mixta puede hacer que tu rutina de cuidado de la piel sea un poco más difícil, pero no imposible. Busca productos equilibrantes y otros que puedan aplicarse en zonas específicas del rostro, como las mascarillas.
Tipos de piel sensible:
«La piel sensible corre un riesgo especial de irritarse con los productos para el cuidado de la piel», dice el Dr. Carlos. «La piel suele enrojecerse o ruborizarse con facilidad». Si te han diagnosticado afecciones cutáneas como la rosácea, es probable que tengas la piel sensible. Si no es así, pero estas reacciones te suenan familiares, considera cambiar a fórmulas más suaves o visita a tu dermatólogo para que te dé recomendaciones específicas.
¿El tipo de piel puede cambiar?
Puede que estuvieras segura de tu tipo de piel en la adolescencia y a los 20 años y de repente -BOOM- esos mismos productos para el cuidado de la piel ya no funcionan tan bien y tu piel se siente desequilibrada. No te preocupes, es muy probable que tu tipo de piel haya cambiado y no te hayas dado cuenta. «La piel de la cara es el resultado directo de las hormonas, la dieta, los niveles de estrés y los agresores ambientales». Si pasas de un clima húmedo a uno seco, también podrías notar cambios. La piel también pierde hidratación a medida que envejecemos, por lo que la edad influye mucho en cómo la sentimos.
Aunque es bueno tener en cuenta los tipos de piel, es mejor abordar los problemas cutáneos y cómo se siente la piel en el día a día. Ten en cuenta tu tono de piel, pero estate abierta a que cambie a lo largo de tu vida.
Test para saber que tipo de piel tengo
3 maneras de determinar tu tipo de piel de manera rápida y sencilla para salir de dudas
Como saber tu tipo de piel con unas pruebas
1. Lavar y esperar
Dato curioso: El simple hecho de lavarse la cara puede ayudarte a clasificar tu tipo de piel. Sigue este método: Primero, enjuaga la cara con un limpiador suave. Evita aplicar crema hidratante o cualquier otro producto para la piel, y espera al menos 30 minutos, o incluso hasta unas horas si dispones de tiempo. A continuación, observa el aspecto de tu piel, prestando especial atención a la zona T y a las mejillas. Si notas la piel tirante, es posible que tengas la piel seca; si parece brillante, es probable que tengas la piel grasa. ¿Tienes tanto tirantez como brillo? Probablemente tengas la piel mixta.
2. Difumínalo
Coge un trozo de papel secante y presiona ligeramente sobre una zona de la cara. Aquí está el truco: Utiliza un papel secante distinto para cada zona de la cara, de modo que te resulte más fácil saber qué parte del rostro produce más grasa.
Después de secarte toda la cara, analiza los papeles secantes. Si los papeles que has utilizado en una zona del rostro, sobre todo en la zona T, tienen una cantidad moderada de grasa (es decir, el papel secante sólo está ligeramente manchado), pero apenas tienen grasa en ninguna otra parte, es probable que tengas una piel normal. Si las zonas grasas del papel secante están muy manchadas, es probable que tengas la piel mixta. Si ninguno de los papeles secantes está manchado, o sólo están ligeramente descoloridos, es probable que tengas la piel seca. Si hay zonas oscuras o saturadas en cada papel secante, es probable que tengas la piel grasa.
Fíjate también en cómo cambia tu piel cuando la presionas ligeramente. A menudo puedes saber si tienes la piel deshidratada. «Si presionas suavemente con el dedo la zona de las mejillas y observas que aparecen líneas finas ‘microcrepitadas’ (no confundir con arrugas), es un indicador de lo deshidratada que está la piel».
3. Presta atención a cómo se siente tu piel a lo largo del día
Aunque parezca obvio, una de las mejores cosas que puedes hacer para determinar tu tipo de piel es observarla de cerca. Por ejemplo, puedes suponer que tu tipo de piel es grasa porque tienes brillos, pero luego darte cuenta de que también tienes algunas zonas secas.
También es importante tener en cuenta que la piel no es precisamente conocida por su consistencia, por lo que, aunque tengas tendencia a la sequedad durante el invierno, podrías tener un cutis totalmente distinto durante los meses más cálidos. No pierdas de vista estas observaciones, te ayudarán a ti (y a tu dermatólogo) a largo plazo.
4. Fíjate bien en los poros
El tamaño de los poros puede ser un indicador de tu tipo de piel. «Normalmente, los poros más grandes significan que la piel es más grasa por naturaleza en esa zona», explica. «Un verdadero tipo de piel grasa tendrá poros grandes en todas partes de la cara, la piel seca tendrá menos poros, y la piel mixta se mostrará en su mayoría en áreas de la zona T».
Productos adecuados para cada tipo de piel
Los mejores productos para cada tipo de piel:
– Piel normal
Tener la piel normal tiene sus ventajas a la hora de crear una rutina de cuidado de la piel. Si tu piel es normal, puede tolerar casi cualquier tipo de limpiador. La elección del limpiador depende realmente de las preferencias personales. De las cremas a los geles, de los aceites a las espumas, casi todos los limpiadores pueden ser eficaces y bien tolerados por la piel normal. Pero un gran poder conlleva una gran responsabilidad: tener tantas opciones puede resultar abrumador. Utiliza esta práctica guía para encontrar tu rutina de cuidado de la piel perfecta.
– Piel grasa
Para ayudar a controlar el exceso de grasa, busca limpiadores a base de arcilla, espuma o gel. Cuando un limpiador hace espuma en la piel, elimina mejor la grasa. En cuanto a los ingredientes, el dermatólogo recomienda los alfahidroxiácidos (AHA), como el ácido glicólico o el mandélico. O, Si tienes tendencia al acné, busca un limpiador a base de ácido salicílico. Este betahidroxiácido (BHA) ayuda a eliminar la grasa y las células muertas de la superficie de la piel. En cuanto a los sueros hidratantes y las cremas hidratantes, opta por las versiones sin aceite.
El aceite del árbol del té, con propiedades antibacterianas naturales, es el ingrediente estrella de la espuma limpiadora ESSENHERB Tea Tree Foam Cleanser. Nos encanta cómo su textura cremosa y espumosa calma la piel mientras la limpia, en lugar de resecarla.
– Piel seca
Con la piel seca, la clave está en encontrar una forma de limpiarla sin eliminar la poca hidratación que contiene. Los limpiadores en crema o sin espuma ayudan a reintroducir la tan necesaria hidratación. Ofrecen hidratación a la vez que eliminan la suciedad de la piel.
– Pieles mixtas
Recuerda una palabra: equilibrio. Si tienes la piel mixta, el objetivo es eliminar la grasa sin irritar las partes secas del rostro. Evita los ingredientes extremos y las fórmulas que sólo son buenas para un tipo de piel pero no para otro. Por ejemplo, el ácido salicílico puede ser bueno si se tienes una piel propensa al acné, pero demasiado agresivo para la piel seca. El agua micelar es buena para la piel seca y sensible, pero puede no ser lo bastante potente para las zonas grasas.
Por suerte, existen productos adaptados a los altibajos de las pieles mixtas. Los mejores limpiadores equilibrantes son lo bastante suaves para la sequedad, pero lo bastante potentes para tratar las zonas grasas.
– Piel sensible
La limpieza suele ser el paso más irritante para las personas con piel sensible, pero ya no lo será cuando encuentres el producto adecuado. Para la piel sensible, se recomiendan limpiadores ultrasuaves sin perfume, como el agua micelar. Si prefieres un limpiador tradicional, prueba una opción sin sulfatos ni jabón. Puedes agradecer al ácido hialurónico, la avena coloidal y las ceramidas el «maravilloso brillo saludable» que deja. Cuando pruebes cualquier producto nuevo, te recomendamos que primero hagas una prueba en la parte interior del brazo para asegurarte de que no experimentas una reacción negativa.